Barrio de Los Molinos

Los Molinos.

En el lugar en el que la Edad Media se llamaba las Huertas de Alhadra, se encuentra actualmente el barrio de Los Molinos.

Su nombre viene de los molinos de viento que se usaban para moler que había en esta zona.

En unas excavaciones que se realizaron en una obra de una fábrica de aguardiente, se encontró una tumba del neolítico, por lo que se entiende que ya en aquella época estaba poblado.

Cuatro molinos de viento quedaban en Almería en la primera mitad del siglo XIX. Dos de ellos estaban en Los Molinos, otro en el puerto y uno en la Vega de allá, antes de La Cañada. Los de este barrio eran propiedad de Gaspar Núñez.

La Parroquia de Santa María Magdalena, construida por el Obispo don Angel Suquía en 1968, tenía en aquella época unas vistas panorámicas completas de Almería.

En este barrio estaba el ingenio, fábrica de azúcar que fué prisión durante la guerra civil. Aquí también estaba el famoso restaurante "El Molino de los Díaz", ya desaparecido.

En la calle escuela de los Molinos se encuentra la ermita de San Antonio, construida en 1891 por la Prensa Asociada de Madrid, y las escuelas, construidas por la Comisaría Regia con motivo de las inundaciones del 11 de Septiembre de 1892. En la puerta tiene un rótulo: "Escuelas" 1893.

Como en otras ocasiones he comentado en las publicaciones sobre el barrio Alto, Regiones, Los Angeles, La Almedina, el barrio de Los Molinos es otro de esos barrios que tienen su propia identidad y que aún guarda en sus calles la Almería que un día fué, con sus casas de planta baja, de puerta y ventana, algunas con segunda planta con mirador.

Barrio de los que había sillas en la puerta, terraos, niños jugando, madres llamando a sus hijos para que se recogieran ya, la vida en la calle, y en el tranco de la puerta.

Da gusto pasear por estas calles, porque tiene ese sabor de barrio, de calles estrechas, de rincones.

Es una pena que en el recorrido de estas calles se encuentren muchas casas abandonadas, en mal estado y con las fachadas en estado ruinoso.

En la plaza de la iglesia aún queda una de las pocas cabinas de teléfono de las de toda la vida, rota, como era de esperar.